Hay que ver cómo se las gastan las cantantes critánicas por los barrios londinenses, parecen más hooligans que otra cosa. Si primero fue Amy Winehouse la que arreó una bofetada a un fan, ahora es el turno de Lilly Allen que se ha convertido en púgil por una noche.
Tras una jornada de jolgorio y diversión y, para qué negarlo, alguna copita de más, la cantante abandona un bar a altas horas de la mañana (cuando empiezan a poner la calles, como se suele decir) entre una nube de periodistas. En ese momento Allen nota que una bocecilla le increpa de forma burlona, así que ni corta ni perezosa, se dirige hacia la chica tras una retaila de improperios que menos bonita le llamó de todo. Cuando llega a su altura empieza a soltar puñetazos a diestro y siniestro, sin ser muy certeros, porque para mi que veía doble y no sabía a quién pegaba. Eso sí, a la chica no se le ve ni el menor atisbo de miedo con la que le estaba cayendo encima, sino más bien todo lo contrario, lo cual hasta me hace sospechar si es algún teatrillo de la cantante.
Aquí tenéis las imágenes, no es que sean muy buenas, pero suficiente para ver ese momento de locura de Lilly.
Nadie está seguro con esta panda de cafres.
Vía: Daily Mail