Pues cualquiera lo diría, ¿verdad? Porque si por algo la eligió Woody Allen para sus películas era, además de su belleza, por la naturalidad con la que se desenvolvía delante de una cámara. Decía que parecía que había nacido con un objetivo apuntándole a los ojos. Y ahora nos enteramos que, nada más alejados de la realidad, Scarlett Johansson suda la gota gorda cada vez que le graban o sale a hablar en público.
Pero no solo es debido a su faceta cinematográfica, no. Es más debido a la nueva faceta que se empeña en desarrollar y que muchos consideran que es inexistente: la musical. Scarlett ha confesado que teme que su nueva incursión musical, junto a Pete Yorn, la lleve a realizar presentaciones en vivo, ya que sufre de pánico escénico. No sería capaz de verse cantando delante de tanta gente (espero que no le llegue el momento de hacerlo…)